A mediados del año 2012 me encontraba en la casa
de cultura del municipio Cruz Paredes, apoyando en la realización de un
reportaje sobre el extraordinario trabajo que realiza la Misión Cultura Corazón
Adentro en esa entidad; se encontraba reunida la comunidad realizando diversas
actividades al mismo tiempo: jornadas y encuentros de alfabetizadores de la
Misión Robinson, talleres con niños y niñas, además de una jornada de limpieza
en el patio.
Una persona que se encontraba con el grupo de
mantenimiento comenzó a preparar una de las paredes para pintarla de nuevo y
con una espátula empezó a remover la pintura vieja, entre tanta tarea y ajetreo
el compañero no se dio cuenta, o al menos eso fue lo que pensamos, que junto
con la pintura de fondo también borraba una imagen que estaba en el centro de
la pared: una figura del Comandante Chávez, el histórico retrato del 4F.
Algunos nos acercamos, casi al unísono tuvimos la
iniciativa colectiva de hablarle y decirle que no lo hiciera, que más bien lo
restaurara; una mano encima de pintura para remozarlo y ponerlo al día. En ese
momento ignorábamos que el muchacho es un animador de la Misión Cultura en el
área de artes plásticas y pretendía volver a realizar la imagen del Comandante,
nos dijo que no nos preocupáramos, que iba a quedar hasta mejor que antes.
A partir de ese momento comenzamos a reflexionar
sobre la imagen de Chávez. A partir de su ausencia toma otra dimensión, más
histórica, como instrumento de fuerza moral, patrimonial, incluso.
Reciente, en medio de los días de asueto
decembrino, me encontraba paseando en bicicleta en los alrededores de la
urbanización, y me encuentro con una pared blanca al fondo, era muy fuerte la
sensación de algo que hacía falta: la mirada del Comandante. Me voy rápido a la
casa del Compa Warner Fréitez, busco a mi hermano y les digo que me acompañen a
ver. En ese momento llegamos a la conclusión de que se repetiría una y otra vez
en distintos espacios de la ciudad.
La sorpresa es que ya se extendió la práctica de
desaparecer la imagen del Comandante. Demostrando en qué se basará el accionar
opositor en Barinas: atentar contra todo lo que se vea, suene y se mueva como
chavista. Eliminar al chavismo del imaginario colectivo, nada poco; tomando en
cuenta el significado simbólico que tiene el estado Barinas para la Revolución
en la imagen del Comandante Chávez.
Si en abril pasado fueron capaces de llevar a una
masa ciega, disociada, tontos útiles para la destrucción, a atentar contra la
vida de miles de ciudadanos y llevar a la muerte a 11, siendo Barinas uno de
los focos de mayor importancia para la desestabilización, no nos podemos
esperar menos ahora; porque su objetivo es desaparecer lo que les incomoda del
mapa.
El Comandante en su despedida fue muy claro:
unidad de los patriotas. Es imprescindible esta premisa. No como simple
retórica o discurso, si en el pasado, teniendo la clara ventaja de poseer todos
los espacios políticos de gobierno llegamos a experimentar juegos
divisionistas, hoy no hay alternativa para estar disconformes o con diferencias
uno con el otro, porque no hay diferencias, porque el enemigo es común y común
deben ser los intereses que nos muevan a confrontarlo.
Chávez debe seguir viéndonos en cada espacio de
nuestra vida y nosotros a él, porque sabemos lo que representa, y ellos,
nuestros enemigos, también lo saben, sino no se hubiesen dedicado a eliminarlo
sistemáticamente de nuestras calles. Más que entristecernos por sus acciones
debemos reforzar la tarea de empoderar nuestra imagen como fuerza política y
moral, pinta que borren, mural eliminado, sea el estímulo para hacer muchos
más, porque sabemos el significado de esa presencia en nuestros espacios,
símbolos que nos hablan de nuestro ser apegado a la verdad, al combate por lo
humano, la vida y el mundo nuevo y posible.
Así estarán ellos en deuda con la vida y la
verdad que no soportan ser escrutados por la mirada del Comandante.