martes, 14 de enero de 2014

La mirada del Comandante




A mediados del año 2012 me encontraba en la casa de cultura del municipio Cruz Paredes, apoyando en la realización de un reportaje sobre el extraordinario trabajo que realiza la Misión Cultura Corazón Adentro en esa entidad; se encontraba reunida la comunidad realizando diversas actividades al mismo tiempo: jornadas y encuentros de alfabetizadores de la Misión Robinson, talleres con niños y niñas, además de una jornada de limpieza en el patio.

Una persona que se encontraba con el grupo de mantenimiento comenzó a preparar una de las paredes para pintarla de nuevo y con una espátula empezó a remover la pintura vieja, entre tanta tarea y ajetreo el compañero no se dio cuenta, o al menos eso fue lo que pensamos, que junto con la pintura de fondo también borraba una imagen que estaba en el centro de la pared: una figura del Comandante Chávez, el histórico retrato del 4F.

Algunos nos acercamos, casi al unísono tuvimos la iniciativa colectiva de hablarle y decirle que no lo hiciera, que más bien lo restaurara; una mano encima de pintura para remozarlo y ponerlo al día. En ese momento ignorábamos que el muchacho es un animador de la Misión Cultura en el área de artes plásticas y pretendía volver a realizar la imagen del Comandante, nos dijo que no nos preocupáramos, que iba a quedar hasta mejor que antes.

A partir de ese momento comenzamos a reflexionar sobre la imagen de Chávez. A partir de su ausencia toma otra dimensión, más histórica, como instrumento de fuerza moral, patrimonial, incluso.

Reciente, en medio de los días de asueto decembrino, me encontraba paseando en bicicleta en los alrededores de la urbanización, y me encuentro con una pared blanca al fondo, era muy fuerte la sensación de algo que hacía falta: la mirada del Comandante. Me voy rápido a la casa del Compa Warner Fréitez, busco a mi hermano y les digo que me acompañen a ver. En ese momento llegamos a la conclusión de que se repetiría una y otra vez en distintos espacios de la ciudad.

La sorpresa es que ya se extendió la práctica de desaparecer la imagen del Comandante. Demostrando en qué se basará el accionar opositor en Barinas: atentar contra todo lo que se vea, suene y se mueva como chavista. Eliminar al chavismo del imaginario colectivo, nada poco; tomando en cuenta el significado simbólico que tiene el estado Barinas para la Revolución en la imagen del Comandante Chávez.

Si en abril pasado fueron capaces de llevar a una masa ciega, disociada, tontos útiles para la destrucción, a atentar contra la vida de miles de ciudadanos y llevar a la muerte a 11, siendo Barinas uno de los focos de mayor importancia para la desestabilización, no nos podemos esperar menos ahora; porque su objetivo es desaparecer lo que les incomoda del mapa.

El Comandante en su despedida fue muy claro: unidad de los patriotas. Es imprescindible esta premisa. No como simple retórica o discurso, si en el pasado, teniendo la clara ventaja de poseer todos los espacios políticos de gobierno llegamos a experimentar juegos divisionistas, hoy no hay alternativa para estar disconformes o con diferencias uno con el otro, porque no hay diferencias, porque el enemigo es común y común deben ser los intereses que nos muevan a confrontarlo.

Chávez debe seguir viéndonos en cada espacio de nuestra vida y nosotros a él, porque sabemos lo que representa, y ellos, nuestros enemigos, también lo saben, sino no se hubiesen dedicado a eliminarlo sistemáticamente de nuestras calles. Más que entristecernos por sus acciones debemos reforzar la tarea de empoderar nuestra imagen como fuerza política y moral, pinta que borren, mural eliminado, sea el estímulo para hacer muchos más, porque sabemos el significado de esa presencia en nuestros espacios, símbolos que nos hablan de nuestro ser apegado a la verdad, al combate por lo humano, la vida y el mundo nuevo y posible.


Así estarán ellos en deuda con la vida y la verdad que no soportan ser escrutados por la mirada del Comandante.