jueves, 28 de agosto de 2014

Trabajo voluntario


Mientras muchos disfrutan del sueño profundo de los sábados por la mañana o se preocupan por la búsqueda infinita de distracciones triviales, nosotros, los hijos del ahora, con voluntad de siglos y brazos de invierno, despertamos a buscar las herramientas con las que labramos el presente; en esta oportunidad trabajamos para la recuperación de una plaza abandonada en la comunidad de la parroquia el Carmen.

En un obrar simultáneo junto a la comunidad fuimos desyerbando el monte; jornada que el Che bautizaría como "el combate de sudor" donde la juventud no es un polo aislado de la realidad, por el contrario, es un organismo palpable en la planificación objetiva y subjetiva junto al pueblo por la edificación de una nueva sociedad.

La juventud de la comunidad retoman estas ideas para la recuperación de los espacios que se encuentran en abandono, donde cada uno aporta según su capacidad y cada quien según su trabajo; semejante a la revolución proletaria de 1871 que luchó por la reivindicación de clases; "La comuna de París", ejemplo latente del trabajo voluntario y liberador del que luego Lenin en 1920 llamaría "La Gran Iniciativa" o "los Sábados comunistas" Subbótniki o Voskrésniki (de las palabras rusas subbota, "sábado", o voskresenie "domingo") fueron días de trabajo voluntario no remunerado en la Unión Soviética, que fueron instaurados y promovidos por el poder bolchevique durante los primeros años tras la Revolución rusa, dentro del marco llamado "comunismo de guerra".

Los subbótniki se solían organizar para limpiar las calles de basura. El Che Guevara fue labrando en Cuba la esencia de praxis del trabajo voluntario dando cada momento de su vida a este obrar de pueblo, mientras pasaba semanas cortando caña. En 1963 alcanzó el número de 22.000 en once horas, es en esta práctica transformadora cuando exhortaba a continuar a la clase obrera y campesina como nueva forma de lucha en cualquier espacio como los campos y las fábricas.

Es la necesidad histórica que tienen los pueblos por su liberación la que nos motiva a la ineludible tarea de luchar por una sociedad sin clases, y es en el trabajo voluntario donde mejoramos la conciencia en las acciones y los modos de pensar de la mujer y el hombre del nuevo siglo, es allí la necesidad de perpetuar esta práctica. Es en este trabajo colectivo, desinteresado y fraternal donde caduca la tesis del trabajo agobiante y oscuro que fue y sigue siendo inoculado por los imperialistas, la burguesía, las transnacionales capitalistas y todo el aparataje ingeniado por las élites para eternizarse en el poder; son ellos los que reducen al proletario a ser solo "mano de obra" contabilizando su tiempo de vida.

El trabajo voluntario nos reivindica como clase y nos hace libres para la construcción en hermandad de nuestra patria, es preciso hacer del trabajo una experiencia gratificante y transformadora en la que no encontramos ningún tipo de boicot, y desarrollemos nuestra conciencia estimulándola al reencuentro con nuestra verdadera condición humana, o como lo diría el Che Guevara "hacer del trabajo voluntario una escuela creadora de conciencia". Los jóvenes del ahora, debemos acudir al compromiso que demanda la revolución en la edificación del Socialismo Bolivariano.