sábado, 7 de noviembre de 2015

Nuestra razón


El fascismo tiene su escuela de mentiras


Abre los ojos, despierta.

Fueron las últimas palabras de un taxista después de traerme al departamento. Calculo que tenía alrededor de unos 40-45 años, le acababan de entregar el carro; Álvaro y yo apenas estábamos subiendo, al momento dijo:

Estos chavistas están perdidos. Maduro dijo que ganarían las elecciones como sea.

De inmediato reconocí el tono burlista de sus palabras y le hice señas a Álvaro para no confrontarlo. El hombre portaba una energía fatalista y confusa que llegaba a perderse en un arroz con mango de los muchos disparates que decía, entre ellos la afirmación de que el gobierno es el generador de la escasez, como si a un gobierno que pretende mantenerse en el poder le conviniera tal cosa. Él mismo se preguntaba ¿Cómo reinaba la cerveza y como no se conseguía la harina? ignorando por completo la monoproducción por parte de empresas privadas como la Polar que deciden bajar los niveles de producción de alimentos, para aumentar la producción de licores. Ignorando la dura guerra a la que nos somete el empresariado apátrida. Insistía en que antes se conseguía de todo, entre otras cosas, ignorando por completo los niveles de adquisición de la sociedad venezolana, que en su mayoría hace una década eran mínimos comparados al presente. Para nunca olvidar: no todos tenían las mismas posibilidades, porque las riquezas no eran distribuidas entre todos, había muy poca o nula inversión social; es curioso pero en algunos sectores de la sociedad venezolana estos son los tipos de comentarios imperantes y que muchos de ellos, incluso, carecen de bases sólidas para su defensa.

Gran parte de estos comentarios por sencillos que son, denotan lo elaborados que están desde los laboratorios de guerra sucia, desde donde nace el rumor que será opinión más tarde.

En Nuestra América, desde el avance de los movimientos progresistas, la oligarquía ha estado induciendo estrategias de manipulación y de rumores sirviéndose de sus medios de comunicación como instrumentos de guerra y su principal laboratorio psicológico; la rumorología es utilizada para desestabilizar gobiernos como la Revolución Bolivariana, el Estado Plurinacional de Bolivia, o la Revolución Ciudadana en el Ecuador. Este fenómeno consiste en crear falsas matrices de opinión que contribuyen con el malestar y descontento; estos rumores no poseen ningún tipo de argumentos como justificarlos, siendo solo rumores basados en la premisa nazi de “una mentira dicha mil veces se convierte en verdad”, también podríamos recordar  aquel cuento de Gabriel García Márquez Algo malo va a pasar en este pueblo, que irónicamente refleja como a través de un rumor un pueblo es cómplice de su autodestrucción.

Es pues, fácil comentar, criticar, digerir, calificar y vociferar sin razonar sin al menos preguntar un por qué, lo que no es fácil es buscar la fuente de lo que se dice, ir más allá de lo impuesto por los medios de comunicación que son conducidos por minorías que trabajan en pro de sus beneficios, sin importar el daño que hacen a las personas que con fe ciega han dejado sus mesas y su acercamiento para ir a la cama y distanciarse del mundo frente a las pantallas.


¿Cómo explicarle todo esto a José que tiene altos niveles de alienación y de intolerancia? es muy difícil. No debemos perder el tiempo en convencer a los inconvencibles, ni en despertar a los del “sueño insomne”, debemos apostar a la juventud, para mostrarles, discutir y compartir la verdad histórica, nuestra razón colectiva, disipando toda esa energía fatalista que se intenta inocular en nuestra sociedad, para demostrar en esta próxima contienda la verdad verdadera y hacer irreversible nuestro proyecto país, nuestro proceso emancipador, nuestra revolución. Nuestra razón que es la razón de todas y todos.