Nueva versión de (real) Counter Strike
Uno
Otra forma de “ver”
la guerra, el shawarma y el faláfel
Una especie de fuegos artificiales color verde
logramos ver a través de las pantallas de nuestros televisores entre agosto de
1990 y febrero de 1991. Tormenta del
Desierto fue el nombre con que el gobierno de los Estados Unidos alcanzó
a “bautizar” otra atrocidad del colonialismo moderno en la última década del
siglo XX; millones pudimos ver a través de las pantallas incalculables
destellos traducidos en bombardeos sobre territorio iraquí “como si fuera un
partido de fútbol o una película más”, diría Julio Llamazares en un artículo de
ese entonces, titulado La guerra televisada
[0].
Han pasado casi 25 años y todavía seguimos observando -como
si se tratase de otra ficción hollywoodense- invasión tras invasión en Oriente
Medio, con la misma potencia a la cabeza de las acciones, “mejorando” cada vez
más sus métodos de destrucción y exterminio, tanto de infraestructura como
millones de vidas, culturas enteras arrasadas, triste ejemplo: Afganistán; grandes
extensiones de cultivos arrasados, cientos de desplazados, cambios e imposiciones
en la toponimia, que sucede actualmente en Palestina de manos del gendarme
imperial en la región ¿Podrías imaginarte que de un momento a otro cambiaran el
nombre de tu ciudad a otro, con un idioma ajeno y apartado totalmente de tu
raíz cultural? Caracas por New Valley,
Margarita por York Island, o los
nombres de tus alimentos: arepa por ceviche, por ejemplo; esto ocurre en
territorio palestino, solo con investigar un poquito encontramos con que el shawarma o el faláfel han sido reclamados por los israelíes como suyo. No basta
con arrebatar territorio, no, queremos todo, incluyendo borrarte del mapa
mental del gusto.
Lo cierto es que el reordenamiento de Oriente Medio
para ajustarlo a los intereses geopolíticos de Washington en la guerra por los
recursos continúa, acompañado de una renovada estrategia de comunicación de
masas que persigue consolidar en el imaginario la guerra como un acontecimiento
inocuo, potable, no solo porque está ocurriendo a muchísimos kilómetros de
nuestros hogares, sino porque se ve diferente, sí, diferente.
Dos
Vehículo Aéreo No
Tripulado / VANT / DRON
En las imágenes más frescas que podemos encontrar
sobre los bombardeos y enfrentamientos contra el Estado Islámico o efectuados
por la misma organización, solo observaremos la vista subjetiva del principal
protagonista de esta nueva guerra que parece de mentiras pero es de verdad: el
dron.
Los drones o vehículos aéreos no tripulados no son “juguetes”
nuevos, se han utilizado desde la II Guerra Mundial, avanzando en sus
capacidades tecnológicas para la destrucción conforme han pasado los años y la
técnica bélica, afianzándose en su versatilidad para el combate sin arriesgar
bajas humanas y la incursión en territorio enemigo de difícil acceso.
Hoy encontraremos drones en muchos lugares, desde un
reportaje donde el coronel Scott Brenton (desde una base militar apenas a 380
kilómetros de Nueva York) nos cuenta cómo controla uno de estos aparatos sobre
cielo afgano, mientras ve a niños y niñas jugando al fútbol o familias en su
cotidianidad, para luego con la mayor sangre fría abrir fuego y quitarle la
vida a un insurgente talibán. Matar a
once mil kilómetros de distancia, llamaron al reportaje. Y así, tan
“fácil”, desde una cabina parecida a un simulador con control de consola de
play station o joystick a la moda entre gamers y demás fauna amante de los
videojuegos [1].
Tres
Hollywood: fijación
no tripulada
Otros lugares en donde vamos a encontrar vehículos
aéreos no tripulados es en películas nuevas como Oblivion de Joseph Kosinski, Elysium
de Neill Blomkamp y la reciente Interstellar
de Christopher Nolan. En las primeras dos, los drones cumplen función de policías,
agentes de control o eliminación de cualquier cosa que se mueva, mientras que
en la última solo aparece durante escasos segundos, cuando el personaje Joseph
Cooper, un ex piloto de la NASA, interpretado por Matthew McConaughey, mientras
se desplaza con sus hijos en su camioneta, con una simple laptop logra hacer
descender uno que surcaba los aires ¿Tanto dinero se da el lujo de gastar Christopher
Nolan en la producción de una secuencia que no tiene mayor relevancia en el
film? ¿Será que olvidó la clásica lección teatral de mostrar un cuchillo obliga
a usarlo en algún momento? Pues nada que ver, no se vuelve a ver ni a hablar
del juguetito en toda la trama.
Hasta en el último mundial vimos drones. Están en
todos lados, cumpliendo con su labor de llegar a esos lugares en los que el ojo
humano aparentemente no puede llegar, “facilitan” la vida estos avispones de
metal. Muchas noticias sobre drones en los últimos años, sobre sus capacidades,
pero sobre todo como ven, como observan, como ejecutan la muerte a través de
comandos teledirigidos.
Hay un especial interés en posicionarlos en el imaginario, como si se tratase de un asunto de orden público: escuchen masas, todo el que pueda, toda aquella que vea mis noticieros y películas bélicas o no, hay aviones que son imperceptibles y pueden matar a distancia.
Hay un especial interés en posicionarlos en el imaginario, como si se tratase de un asunto de orden público: escuchen masas, todo el que pueda, toda aquella que vea mis noticieros y películas bélicas o no, hay aviones que son imperceptibles y pueden matar a distancia.
Insisten en alejarnos de la abyección de la guerra y
el bombardeo.
Nos alejan poco a poco, progresivamente desde hace
décadas de la monstruosidad de la guerra y Hollywood produce colosales
cantidades de material de apoyo.
Es más sutil e inofensivo observar una explosión en
una toma cenital o cualquier ángulo aéreo en el que se ve una ola de polvo
levantándose [2], adiós primeras planas de niñas y niños amputados junto a sus
madres acribilladas, junto a sus padres mostrando sus muñones que jamás moverán
mano alguna, adiós, porque el imperialismo y las potencias aliadas necesitas “bombardeos
humanitarios” para esconder el horror, barrer y meter la basura bajo la
alfombra roja.
Cuatro
Hollywood: seguimos
¡sí! paramos ¡no!
Muchas son las pruebas que nos han hecho entender que Hollywood
y toda la industria del cine estadounidense hace las veces de un río bélico que
suena (porque piedras trae), en palabras del filósofo esloveno Slavoj Žižek: Hollywood
es el frente de batalla ideológico, es decir, si se quiere saber hacia dónde se
dirigirá el imperio, es preciso escuchar su megáfono por excelencia: películas,
series, video juegos, literatura distópica, videos de la industria musical y
otros cañones ideológicos [3].
La guerra siempre comienza en el plano mental, se ha
repetido hasta saciar pero al parecer todavía hay oídos sordos. Frances
Saunders Stonor en su investigación La
CIA y la guerra fría cultural nos
develaría los planes y acciones ejecutadas para penetrar todos los espacios de
la cultura, ayer fueron las ficticias vanguardias del llamado expresionismo
abstracto, siendo el estado, a través de otros rostros, merchantes que
estratégicamente posicionaron a sus artistas a punta de fundar galerías, pagar
críticos y publicaciones en todo el mundo [4], hoy es Transformers, Quiero matar a
mi jefe y El caballero de la noche;
inolvidable ver al enorme robot azul, rojo y blanco Optimus Prime, contar que se quedaron (los Transformers) en la tierra para “ayudar a sus amigos humanos” mientras metralla árabes en un desierto, o a Batman adjudicándose la culpabilidad de criminal, para que nadie se
entere de que el fiscal de distrito Harvey
Dent, quien sería la imagen moral de ciudad Gótica, se terminó corrompiendo
y convirtiendo en un monstruo; es así como la lección del complejo militar
industrial devenido en complejo de entretenimiento militar y viceversa, es: una mentira es
necesaria para garantizar el orden social; un dron simbólico que sigue
encubriendo la verdad, fundando una moral reaccionaria a través de la farsa.
Cinco
Hollywood: pacto
con el diablo
Existe un estrecho vínculo desde hace muchísimos años entre
el “séptimo arte” y el complejo militar industrial [5], desde la inofensiva Top Gun, pasando por Rambo y su infinidad de secuelas, hasta
la reciente Batalla Naval, estrenada
poco tiempo después de una polvareda en la que se hablaba de un posible
enfrentamiento en el estrecho de Ormuz en Irán, espacio por el que es
transportado cerca del 40% del petróleo a consumirse en el mundo. Cientos de
producciones bélicas en su mayoría muestran escenarios, armamento, transporte y
demás “utilería” real de las propias fuerzas armadas estadounidenses. La bicoca
de 1200 millones de dólares es parte del presupuesto aprobado para la
producción de películas militares por el gobierno estadounidense, ojo, por año,
creciendo constantemente, esta cantidad es apenas desde 2012, basta con seguir indagando
y rastrearemos más dinero, más años y más involucrados dentro de la pantalla
como fuera de ella, como quien dice: no es desde ayer la cosa [6].
Seis
Hollywood: Quiero matar a mi jefe 2 / Óscar al
mejor guion: Adam Smith
De la escuelita de La
riqueza de las naciones, dice un personaje al otro en esta "ingenua" comedia:
solo la riqueza produce riqueza.
La maquinaria ideológica nunca descansa baby.
Siete
Volviendo a los
90tas
Después de tanta comida árabe, bombas dirigidas a
control remoto, Batman y otras
enumeraciones azarosas, recordemos al profeta de aquel entonces, y no es Kurt
Cobain en las zapatillas de la época, sino Jean Baudrillard en la Guerra del Golfo no ha tenido lugar y
sus otras especulaciones a propósito del imperio del simulacro al que nos ha
sometido el policía global y la información que vacía en la humanidad cual
recipiente existencial, en donde decía
algo así como: el receptor de la hiperrealidad desempeña un papel pasivo, para
él no existe la posibilidad de construir sentido de forma independiente.
Todas y todos, ninguno está exento de semejante
atrocidad alienante en la que pretenden privarnos de la capacidad de
indignarnos frente al aniquilamiento de la humanidad, desde nosotros como espectadores
hasta el militar estadounidense, allí está, piloteado un dron al mejor estilo
de Mario Bros, asesinando a cientos
de personas para luego ir a cenar con su familia [7].
_________________________________________________________________________
[0] La
Guerra Televisada
[1] Matar
a 11 mil kilómetros de distancia
[2]
Video impactante de un ataque de EE.UU. en Irak
[3] Hollywood
hoy: reporte desde el frente de batalla ideológico, Bienvenidos a tiempos interesantes, Slavoj Žižek
[4] Arte
al servicio de la CIA
[5] La
oscura relación entre Hollywood y el Ejército de EUA (el control mental militar
del cine)
[6] Hollywood And The Government: A Longtime
Partnership
[7] Bombardeo
en Afganistán y, después, a cenar a casa