Mientras muchos disfrutan del sueño profundo de los sábados
por la mañana o se preocupan por la búsqueda infinita de distracciones
triviales, nosotros, los hijos del ahora, con voluntad de siglos y brazos de
invierno, despertamos a buscar las herramientas con las que labramos el
presente; en esta oportunidad trabajamos para la recuperación de una plaza
abandonada en la comunidad de la parroquia el Carmen.
En un obrar simultáneo junto a la comunidad fuimos
desyerbando el monte; jornada que el Che bautizaría como "el combate de
sudor" donde la juventud no es un polo aislado de la realidad, por el contrario,
es un organismo palpable en la planificación objetiva y subjetiva junto al
pueblo por la edificación de una nueva sociedad.
La juventud de la comunidad retoman estas ideas para la
recuperación de los espacios que se encuentran en abandono, donde cada uno
aporta según su capacidad y cada quien según su trabajo; semejante a la
revolución proletaria de 1871 que luchó por la reivindicación de clases;
"La comuna de París", ejemplo latente del trabajo voluntario y
liberador del que luego Lenin en 1920 llamaría "La Gran Iniciativa" o
"los Sábados comunistas" Subbótniki o Voskrésniki (de las palabras
rusas subbota, "sábado", o voskresenie "domingo") fueron
días de trabajo voluntario no remunerado en la Unión Soviética, que fueron
instaurados y promovidos por el poder bolchevique durante los primeros años
tras la Revolución rusa, dentro del marco llamado "comunismo de
guerra".
Los subbótniki se solían organizar para limpiar las calles
de basura. El Che Guevara fue labrando en Cuba la esencia de praxis del trabajo
voluntario dando cada momento de su vida a este obrar de pueblo, mientras
pasaba semanas cortando caña. En 1963 alcanzó el número de 22.000 en once
horas, es en esta práctica transformadora cuando exhortaba a continuar a la
clase obrera y campesina como nueva forma de lucha en cualquier espacio como
los campos y las fábricas.
Es la necesidad histórica que tienen los pueblos por su
liberación la que nos motiva a la ineludible tarea de luchar por una sociedad
sin clases, y es en el trabajo voluntario donde mejoramos la conciencia en las
acciones y los modos de pensar de la mujer y el hombre del nuevo siglo, es allí
la necesidad de perpetuar esta práctica. Es en este trabajo colectivo,
desinteresado y fraternal donde caduca la tesis del trabajo agobiante y oscuro
que fue y sigue siendo inoculado por los imperialistas, la burguesía, las
transnacionales capitalistas y todo el aparataje ingeniado por las élites para
eternizarse en el poder; son ellos los que reducen al proletario a ser solo
"mano de obra" contabilizando su tiempo de vida.
El trabajo voluntario nos reivindica como clase y nos hace
libres para la construcción en hermandad de nuestra patria, es preciso hacer
del trabajo una experiencia gratificante y transformadora en la que no
encontramos ningún tipo de boicot, y desarrollemos nuestra conciencia
estimulándola al reencuentro con nuestra verdadera condición humana, o como lo
diría el Che Guevara "hacer del trabajo voluntario una escuela creadora de
conciencia". Los jóvenes del ahora, debemos acudir al compromiso que
demanda la revolución en la edificación del Socialismo Bolivariano.