sábado, 4 de enero de 2014

De la barraca al apartamento 34





Las visitas de domingo suelen ser elogios para aquellas personas con las que no vivimos; pero forman parte de nuestra familia, ya sea sanguínea o espiritual. Por eso, siempre que puedo voy hasta Ciudad Tavacare para pasar horas de memoria y placer junto a mi tía Carmen. Esos momentos han convertido en una grata costumbre. Desde que tomo la buseta para llegar a su apartamento, comienzan a revivir los recuerdos. Cuando llego a su casa, después de los besos del alma, suelo sentarme en la sala y pensar en aquellos días que vivió, cuando era niña, joven y aun siendo adulta; eran los tiempos duros de los que tanto me han contado ella y mi madre. 

En los años setenta vivían en una barraca; allá en el estado Vargas, sitio del que proviene mi familia. Esa ciudad portuaria es constantemente sacudida por las lluvias, históricamente había sido así; llovía fuerte, por días continuos y sobrevenían los derrumbes y deslizamientos de los cerros; luego muchas personas quedaban en la calle, perdían su único bien material: su ranchito. De ese modo ocurrió en aquella ocasión; las lluvias sacaron de su hogar a mi abuela y sus hijas, mi mamá y mis tías. Como eran pobres hasta lo intolerable y vivían durante un gobierno al que poco le importaba su miseria, como otras tantas familias, fueron a parar a las famosas barracas; así había 60 personas más. Para colmo de males, eran unos terrenos privados y en vista de que los damnificados rondaban de un lado para otro, el gobierno construyó en ellos unos ranchitos de cartón piedra, ese material que parece madera pero se deshace fácilmente. En esas condiciones duraron tres años, allí nacieron tres de mis tías . No hubo más solución para esa gente. Se metieron ahí, hasta que los dueños del terreno los sacaron, claro está. 

Recuerdo que habían varias partes donde llevaron a la gente, habían galpones en diferentes sitios”; eso me ha contado mi tía como quien no quiere irse del recuerdo; quizá sea para no correr el riesgo de quedarse atrapada de vuelta en aquel tiempo atroz. Esas personas vivieron allí durante dieciocho años; hasta que sucedió el próximo deslave, el peor, en 1999. Pero la diferencia entre este y los anteriores era social y es que esta vez sí había un presidente dispuesto a sacar a la gente de esa terrible situación; pues no se podía vivir, porque cada ser humano sentía la muerte como un acto cotidiano. En el tejido social había, abandono, miseria y desesperanza. Solo un hombre como Hugo Chávez se ocupó de sacarles de ahí. Con la tragedia de 1999 en Vargas, fue que se dio solución a muchas otras generadas y engordadas durante siglos; pero impulsadas desde 40 años atrás; porque la paradoja es que en este país tan rico en recursos naturales, la mayoría de la gente lo único que tenía garantizado era el desamparo. El gobierno bolivariano, ya en el mismo año 99 adjudicó cientos de casas que se construyeron en la IV con fines de lucro. En ese momento, en un acto de generosidad, de sentido común, el gobierno las compró y entregó. Eran pequeñas, la típica estructura de las casas de la IV; luego empezaron a construir casas para los damnificados, muchas de esas son las del sector Las Palmas de Barinas que estuvieron listas en tiempo record. 

Luego vino Misión Vivienda Venezuela, proyecto que como si se tratara de magia, ha logrado que se empezaran las construcciones y se hicieran otras muchas casas. La cifra de la Misión se eleva cada día más.

Mi tía es un ejemplo de la magnitud de ese proyecto. Hoy está en su apartamento y aunque se diga fácil y pueda caber en una cuartilla, es algo sin precedentes, algo que escarba en la raíz de un sistema podrido que creó tanta miseria; cada cerro y cada rancho es la consecuencia de 400 años de gobiernos antipopulares, como lo dijo nuestro Comandante. Pero ya esto se ha vuelto normal. Y es que, “cuando lo extraordinario se hace cotidiano, estamos en presencia de una revolución”, como bien lo dijo el Che Guevara. Suena fácil decir que en el 2012 Barinas fue el primer estado en alcanzar la meta trazada. Desde su nacimiento en 2011, hasta la fecha, han sido construidas 17.480 viviendas. Solo en el primer trimestre fueron entregadas 1.102 viviendas y desde su nacimiento en 2011 a ellos se le debe sumar que en el estado hay 6 proyectos urbanísticos. Por esto, es a nosotros, a cada venezolano a quienes nos corresponde hacer que lo extraordinario siga siendo cotidiano; por ello es fundamental que se oiga una misma voz desde todos los rincones de nuestra Venezuela; no se pueden permitir voces disonantes, pues no es poco lo que está en juego. Solo si empujamos todos hacia una misma dirección lograremos aún más de lo que hasta ahora. Para la alcaldía de Barinas, el PSUV, con su líder Nicolás Maduro y con Adán Chávez presenta un candidato, Edgardo Ramírez; él ayudará a fortalecer la Revolución socialista. Hasta ahora ha sido el camarada Abundio Sánchez, quien debe comprender y por ello respetar las decisiones y ponerse al servicio de la revolución para lo que ella demande; pero por lo pronto, a nosotros nos corresponde seguir adelante, con paso firme, sin ambigüedades ni titubeos, despojados de apegos irracionales hacia personas que cumplen una función temporal y que por el bien de la patria así debe ser. No es tiempo de caer en vacilaciones. La perdida de nuestro eterno líder nos obliga a actuar con la madurez necesaria para comprender que cualquier flaqueza nos hace vulnerables a los planes de nuestro verdadero adversario. Este 8.D se trata de la patria y en esa función debemos empujar hacia la misma dirección. Al votar todos por Edgardo Ramírez seremos fuertes y haremos lo que hubiese hecho nuestro Comandante, porque sus palabras mágicas fueron: unidad, unidad, unidad, y sé que este pueblo no le fallará y otras miles de personas podrán visitar a sus tías en apartamento como el 34.